Drawing Room, VI edición

Drawing Room, VI edición

Nos centramos hoy en la más coqueta de todas las ferias de arte de la ya pasada semana del arte, pues coqueta,  según la RAE,  significa pulcra, cuidada, graciosa y esmerada en todo lo que le pueda hacer resultar atractiva. Pues todo eso es Drawing Room y todo eso es Mónica Álvarez Careaga, con sus coquetas gafas, siempre tan bien colocadas.

Historiadora del Arte por la Universidad de Oviedo y museóloga por la Ecole du Louvre (París), antes había sido responsable de proyectos comisariados en las ferias ARCOmadrid,  Swab Barcelona, Set Up Bologna, Art Beijing, etc, antes de embarcarse en este que ha sido  un proyecto casi personal («Nadie me ha nombrado directora» dice ella misma) centrado en el dibujo contemporáneo aprovechando la afluencia de público en la ‘semana del arte’ de Madrid.

 

De izquierda a derecha, Lucía Mendoza, galerista; Inmaculada Corcho, directora del museo ABC de dibujo e ilustración; Mónica Álvarez Careaga, directora de la feria; Bárbara de Rueda, coleccionista; y Pep Antón, codirector de la Galería Silvestre, en la presentación del número 4 de Papeleo en el Museo ABC

Después de su paso por el Salón de Baile del Círculo de Bellas Artes, Drawing Room se presenta por segundo año consecutivo en el palacio isabelino de Santa Bárbara diseñado por Juan de Madrazo y Kuntz, una delicia de lugar en pleno Alonso Martínez y a un tiro de piedra de Hybrid, y a dos de Urvanity, otras dos de las más frecuentadas ferias de arte de estos días. Esa excelente ubicación y lo bonito que es el propio palacio no son óbice sin embargo para que el lugar sea un poco limitado de espacio

.

Tan sólo 16 galerías que sin embargo palian, como ya sucedió el año pasado, la escasez de espacio expositivo con una excelencia en la selección y en la calidad media de lo expuesto. Drawing Room nunca defrauda y aguanta perfectamente el tipo frente a otras ferias de mayor empaque y producción como la veterana ArtMadrid o JustMad entre las que transitan, por cierto, algunas galerías como un sistema de vasos comunicantes . Como el buen perfume, Drawing Room viene en un frasco pequeño de cristal labrado.

La feria está ya tan consolidada que realiza, como otras ferias mayores, su preview en exclusiva para coleccionistas , bajo la coordinación de la gestora cultural Lucía Zabala,  con su directora y encuentros con galeristas y artistas, así como visitas privadas a determinadas galerías.

También se había presentado con antelación en el Museo ABC de Dibujo el cuarto número de Papeleo, dedicado al dibujo italiano contemporáneo y concebido por el comisario boloñés Antonio de Falco, que podía adquirirse en el Palacio de Santa Bárbara durante la celebración de la feria y en librerías especializadas

Paulo Lisboa en foto retrospectiva

Y bueno, entrando ya en lo visto en la feria, como son pocas salas, destacaría los impecables  trabajos de Klaus Mosettig y Paulo Lisboa en la galería Uma Lulik, particularmente fascinantes los de este último  donde  la oscuridad se convierte en sustancia y su ausencia es luz, en una capa sobre capa de sedimentación meticulosa

Klaus Mossetig. Old Gate. 2013. Lapiz sobre papel. 63×63

o los dibujos con lapiz de acuarela de Teresa Dias Coelho en la Galeria Monumental, fantasmas a los que solo tenemos acceso a través de los detalles que se nos dan: los pies, los zapatos…Ambas galerías provienen de Lisboa, donde la feria, como JustMad, tiene también una hermana gemela que se celebrará  entre el 14 y el 18 de octubre próximos.

Teresa Dias Coelho en Galeria Monumental

Clásica pero efectista la selección de Ogami Press con las delicadas piezas de Javier Pividal, las obras intertextuales de Almudena Lobera y la serie “Zénzanne» de Alfonso Albacete en las que toma como referencias la forma de las troneras del castillo samurái de Himeji en Japón y aquella idea de Cézanne según la cual la naturaleza podría verse como un conjunto de conos, cilindros y esferas.

Alfonso Albacete Zénzanne. Zénzanne, 2018.
Serie 36 Monotipos, 49.5×69.5 cada uno. Courtesy: Ogami Press

Bastante interesante la desasosegante propuesta de La Carbonería con los dibujos de Jorge Vicén que él mismo califica de  imágenes mentales que le sirven casi de diario

Vicén cuenta que las realiza casi de una manera compulsiva, con un cierto automatismo que explora el subconsciente y se traduce en obras que se convierten en paisajes psíquicos en los que se autorretrata al mismo tiempo que nos interpela. Obra que salvando las distancias me recuerda a los dibujos de otra gran artista del dibujo, la polifacética Mónica Valenciano

Serie Extramonio de Jorge Vicén

Extraña también, en la misma galería, la obra del uruguayo Elián Storlasky basada en litografías y metacrilatos que retratan lo cotidiano en medio de períodos turbulentos de la Europa del siglo XX.


Elián Storlasky

Inconfundible la ya muy conocida obra de Paco Pomet en My name’s Lolita, a quien el propio Bansky seleccionó para exponer en su parque de atracciones Dismaland. Aunque, en ocasiones, se trate de óleos sobre lienzos la obra de Pomet siempre esta fundamentada en un dibujo de extraordinaria calidad, con sus característicos toques humorísticos y surrealistas.

Activistas dibujo en lápiz de tiza y pastel de Paco Pomet en la Galería My Name’s Lolita Art.

Impecables y muy evocadores también los dibujos de inspiración metafísica a lo DeChirico de Illán Arguello tambien en My Name’s Lolita

ILLÁN ARGÜELLO
Sin Título, 2020.
Carboncillo sobre papel. 50x70cm. Courtesy: My Name’s Lolita Art

De frente, la única galería italiana, pese a la dedicatoria de Papeleo al dibujo del país trasalpino, la napolitana Shazar Gallery donde lo mejor eran los dibujos de Rocco Dubbini. Ahí vimos estos «Gli occhiali che sapevano vedere» de 2012 que en realidad son las gafas de Pier Paolo Pasolini, el poeta, director de cine e intelectual asesinado en circunstancias misteriosas en 1975. Dubbini produjo una exposición individual sobre él para esta galería.

Rocco Dubbini «Gli occhiali che sapevano vedere» de 2012. Pencil on paper, 70×100 cm. Courtesy: the artist and Shazar Gallery

Interesante como siempre la Galería Silvestre de Pep Antón, uno de los incondicionales e históricos galeristas de esta feria. Esta vez presentaba una mezcla bastante sugestiva por heterogénea: Por un lado  – de nuevo- el trabajo preciosista de la que intuyo será una de sus best sellers, la casi hiperrealista Irene González aunque en esa hiperrealidad  la existencia e incluso la identidad de las modelos  siempre parezcan como suspendidas a la espera de un gesto revelador;

Dibujo de Irene Gonzalez

los muy interesantes trabajos del belga Klass Vanhee con unos irónicos y energéticos dibujos y el trabajo más conceptual de Marta Berranechea

Obras de Klass Vanhee en primer plano en Galería Silvestre y al fondo las alegres dibujos florales de Flavia Martini en la bonaerense Otto Galería.

Destacaremos también, en la galeria portuguesa Fonseca Macedo, a José Loureiro, con una obra magnífica pero que creo recordar que ya habíamos visto el año pasado, y una de las favoritas de la directora de la feria la portuguesa Isabel Madureira Andrade, una de las finalistas del Prémio EDP Novos Artistas, 2019 (el premio más importante para jóvenes artistas en Portugal) y que trabaja siguiendo la técnica del frottage

ISABEL MADUREIRA ANDRADE
Sem Título (Short Pressures) #1, 2018.
Oil on paper, 42×57,5 cm. Courtesy: Fonseca Macedo Arte Contemporânea

Muy efectistas los cuidadísimos dibujos de Salustiano en la Galería Lucía Mendoza, otra de las galeristas incondicionales de la feria.  Muy bonitos, muy clásicos pero con una frialdad despersonalizada que recuerda casi al retrato renacentista de Federico de Montefeltro de Piero della Francesca.

Salustiano
Sevilla, España, 1965
GALERÍA LUCÍA MENDOZA

Fantástica la apuesta de la única galería holandesa, la Galerie Bart,  con tres autores muy interesantes. Raymond Lemstra, un artista fascinado con esa cosa que llaman pareidolia: la percepción imaginada de caras humanas en nubes, rocas u otros objetos, unas obras que tenían una reminiscencia de Paul Klee

RAYMOND LEMSTRA
Facing Seoul #03, 2017.
Acrylics and found materials on paper, framed, 61×46 cm. Courtesy: Galerie Bart

las fascinantes construcciones de Toni van Tiel, de lo que más me gustó, y los fragmentos de paisajes del británico Lawrence James Bailey

TONI VAN TIEL
Tissue Tower, 2018.
Gouache on paper, 29,7×21 cm. Courtesy: Galerie Bart

Fantástico despliegue de obras de uno de los ilustradores más interesantes y heterodoxos del panorama nacional, Sergio Mora en la Galería Siboney que casi arrinconaban en un panel a las cuatro obras del almodovariano Dis Berlin que hasta resultaban aburridamente clásicas  por contraste

DIS BERLÍN
Portrait of a model, 2011.
Óleo y acrílico, encuadernación. 36,7×53,6 cm. Courtesy: Galería Siboney

Tiene un no-se-qué de hipnótica la exhuberancia, la fertilidad ubérrima y descacharrantemente irreverente de Sergio Mora, tanto en esta galería Siboney, como lo visto de él, mas poppy y sesentón en Urvanity Fair

Sergio Mora presentando sus obras en el stand de la galería Siboney

De lo mejor ese perverso Lladró con un superhéroe con cabeza de botijo.

En la galería sueca Wadstöm Tönnheim poco más que unos cuadritos de Mariajosé Gallardo, después de su reciente exposición Centro de Arte Contemporáneo de Málaga.

MARIAJOSÉ GALLARDO
Sketchbook, 2018.
60×73 cm. Courtesy: Wadström Tönnheim

Mucho más interesante la galería colombiana de José Amar y sus jovencísimos artistas de Medellín, un lugar que ebulle creatividad en estos momentos. Allí estaban ellos, muy simpáticos, dispuestos a hablar con el que quisiese escuchar sobre su técnica o su inspiración. Felipe Bedoya, con esos dibujos tan a lo Juan Genovés, se llevó el Premio DMG al joven talento

FELIPE BEDOYA
Solsticio, 2019.
Grafito y tinta sobre papel, 54×40 cm. Courtesy: Galería José Amar

Muy logrados también los dibujos de Yosmán Botero, que, según explicaba, representaban paisajes que durante los conflictos bélicos adquieren valor en la medida en que son recurso para el enemigo. Algunos de sus dibujos reproducían esos pueblos ficticios del desierto americano de Nevada donde, durante los años 50, se experimentaban sobre las consecuencias de las detonaciones atómicas.

Obras de Yosman Botero en la Galería José Amar

 Y terminamos, last but not least, con la última e impactante sala donde convivían dos galerías. Por un lado, la siempre interesante galería valenciana Pepita Lumier, con obra de Alejandra de la Torre y unas vistosísmas acuarelas de arquitecturas neoyorquinas de Daniel Torres, uno de los innovadores del comic de los ochenta.

Stand de la galería Pepita Lumier con cuadros de Alejandra de la Torre al fondo y las acuarelas de a la derecha

Y por otro lado, el siempre impactante montaje que suele proponer el galerista Nathaniel Pitt. Aún persiste en mi memoria aquel cuarto de atrás lleno de autorretratos de John Robinson que propuso Pitt Sudio en la feria de Justmad del año pasado. De nuevo se repite, el artista y el horror vacui .

Un despliegue en donde convivían la explosión creativa de los minúsculos y obsesivos autorretratos del británico John Robinson en el centro y, arriba y abajo, las aguadas, con muchas reminiscencias de los grabados de Goya, del también británico Tony Squance

autorretratos del británico John Robinson
obra de Tony Squance

Y bueno, eso es todo, amigos. Mucho bueno para una feria tan pequeña de la que me confieso ya un ferviente seguidor.