El Palacio Barolo en Buenos Aires

El Palacio Barolo en Buenos Aires de Mario Palanti

El Palacio Barolo es un edificio construido en 1923 por encargo del empresario textil Luis Barolo y proyectado por el insólito arquitecto Mario Palanti, al que tengo intención de dedicarle varios post, y que está situado en la Avenida de Mayo de Buenos Aires, Argentina. Se trata de un edificio de estilo ecléctico que mezcla influencias varias desde el neogótico al neorrománico, con influencias de la arquitectura de la India y rasgos rioplatenses, construido por completo en hormigón armado, lo que le convertía en un prodigio técnico para la época y en una auténtica fuente de pánico para los porteños que evitaban su cercanía ante el temor de que se derrumbase. En el momento de su construcción fue el edificio más alto de la ciudad y de todo Sudámerica hasta la construcción del edificio Kavannagh en 1935. Desde el principio fue concebido como un edifico de oficinas para alquilar y sin embargo en su construcción no se escatimaron todos los lujos posibles hasta llevar al suicidio a Luis Barolo que, debido a un error contable, creyó haber llegado a la bancarrota en gran parte derivada de los enormes gastos que supuso su  edificación. Para su construcción fue necesario conseguir un permiso especial de la municipalidad de Buenos Aires ya que superaba casi en cuatro veces la altura máxima permitida a los edificios de la avenida. Los 1410 peldaños de las escaleras fueron revestidos con mármol de Carrara y los trabajos de forja, vidrieras, lámparas, puertas y molduras eran todos de importación, mientras que las paredes y columnas del hall de entrada con imponentes portales sobre ambas calles, Avenida de Mayo e Hipólito Irigoyen, fueron cubiertos de granito. Además el edificio contaba con su propio generador de electricidad lo que le hacía uno de los primeros edificios autónomos. Los costes fueron astronómicos. Pero tenían un por qué y ese por qué se llamaba Dante Alighieri.

Un mausoleo para Dante

Sería muy prolijo explicar aquí la enorme extensión que tuvo el ocultismo y las ciencias herméticas o la masonería en la ciudad de Buenos Aires, baste sólo como anécdota decir que durante el gobierno de Perón hubo incluso un intento de llevar el ocultismo a las escuelas la mano del ministro López Rega, apodado el Brujo por sus adversarios. En la Divina Comedia cuando Dante y Virgilio salían del purgatorio lo hacían en la base de una montaña del Hemisferio Austral. No olvidemos que Dante escribió su obra en el siglo XIII y por tanto mucho antes del descubrimiento de America. El propio Amerigo Vespucio toma como partida no un libro de geografía sino la Divina Comedia. Así muchos autores como Joaquin de Gonzalez creían haber identificado la montaña del Purgatorio como el Aconcagua y por lo tanto presumían que en algún lugar de su base debían hallarse las puertas del Infierno. El propio Palanti en esta época estaba obsesionado con la construcción de un templo en lo alto de una montaña.

Pues bien, hoy se sabe que la construcción del Palacio Barolo fue concebida como un homenaje y un posible mausoleo para Dante, si las continuas guerras europeas acababan en un Apocalipsis que recomendase el traslado de sus restos a la ciudad de Buenos Aires, no en vano tanto el arquitecto como el comitente eran de origen italiano. Así veremos que el edificio está construido, en planta y alzado, nó sólo basándose en la sección áurea del número de oro, sino en una compleja numerología que remite por completo a la Divina Comedia.

De esta forma, el edificio se dividió en tres partes que representan simbólicamente los tres libros: El infierno vendría representado simbólicamente por el pasaje de la entrada más los pisos de oficinas. Es interesante señalar que para Dante no eran un destino sino el principio de un camino de iniciación, De esta manera las nueve bóvedas de acceso representan los nueve pasos de iniciación y, a su vez, las nueve jerarquías infernales; la torre representaba el Purgatorio y el faro a través de la luz los nueve coros celestiales. De hecho sobre el faro está situada la constelación de la Cruz del Sur que se  alinea exactamente con el edificio en los primeros días de junio a las 19:45 horas. Por otro lado la altura del edificio es de 100 metros como eran 100 son los cantos de la obra de Dante; además tiene 22 pisos tantos como estancias tiene cada canto de la Divina Comedia. Por otra parte, el edificio tenía 11 oficinas dando a la calle y 11 dando al patio interior, más otras once del edificio trasero sumaban 33 que eran los cantos de cada libro. Además hay numerosos detalles que afianzan esta lectura, desde las citas en latín que provienen tanto de las Sagradas Escrituras como de Virgilio y del propio Dante, como  las cuatro lámparas en las bóvedas transversales del pasaje de entrada, sostenidas por cuatro cóndores y dos dragones, un macho y una hembra, que representan los principios alquímicos, del mercurio y del azufre, e incluso la misma fecha de inauguración del edificio se realizo en el aniversario del poeta.

Además exactamente bajo la cúpula inspirada en un templo indio del amor, el de  Rajarani Bhubaneshvar ( del siglo XII), para representar la realización de la unión simbólica, es decir, de amor tántrico entre Dante y Beatrice, se situaría una escultura de bronce destinada a contener las cenizas del autor. Esta escultura de bronce, en la actualidad en manos de un coleccionista rioplatense que no quiere venderla al edificio, nunca llegó a colocarse en su lugar y representa a un águila, o un cóndor, llevando el cadáver o alma del poeta hacia el empíreo. Hoy en su lugar hay una reproducción.

Por último señalar que el Paraiso estaría representado por el faro. Mario Palanti diseñó un edificio hermano casi gemelo aunque distinto, el palacio Salvo, situado en la plaza 18 de julio en Montevideo, al que pretendo dedicarle otro post. Aunque la leyenda dice que ambos edificios podían comunicarse entre sí a través de sus faros, hoy sabemosque , dada la curvatura de la tierra, eso no es posible, lo cual no es óbice para que la alucinante mente de Palanti no pretendiese enmarcar lumínicamente con las 30.000 bujías de colores de cada uno de los edificios la entrada al Rio de La Plata, como una suerte de puente mistificador del estuario. De hecho, históricamente, como en la llamada pelea del sigo que el 14 de septiembre de 1923 enfrentó a Jack Dempsey con Luis Angel Firmo el faro del Barolo se usó para comunicar el resultado a la ciudad.

Os añado  unos links a un reportaje emitido por la televisión argentina sobre el edificio así como al premiado documental El rascacielos Latino (2012)  de Sebastian Schindel en que os cuentan todo esto mucho más extendido y mejor que yo.

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