En mi reciente estancia en Boston pase también por el Tenshin-En (Jardín Japonés) que en el Museum of Fine Arts le dedicaron en 1988 a la memoria de Kazuzo Okakura . Ya os hable de el en la entrada de los Niponófilos de Boston
Esta semana leyendo el maravilloso manifiesto de La utilidad de lo inútil de Nuccio Ordine en la editorial Acantilado me encontré con un referencia a su Libro del Té que me hizo intentar encontrar la cita justa que hoy os traigo:
«En la gris y temblorosa luz del alba de una mañana de primavera, ¿no habéis experimentado, al oír murmurar los pájaros en los árboles una cadencia misteriosa, que no podían ser sino flores que hablaban entre ellas?»
«Está fuera de duda que, para la humanidad, el amor de las flores ha debido nacer al mismo tiempo que la poesía del amor. ¿Podemos acaso concebir la revelación de un alma virgen, mejor que en presencia de una flor, dulce en su inconsciencia, que acaso no tiene perfume sino porque es silenciosa? Al ofrecer a su amada la primera guirnalda, el hombre primitivo se elevó por encima de la bestia; elevándose por encima de las necesidades groseras de la Naturaleza, ha sido humano; al apreciar la sutil utilidad de lo inútil, ha entrado en el reino del arte.»
Kazuzo Okakura, El Libro del Te . VI. Las flores, pag 23