Desde el 21 de septiembre de 2017 al 21 de enero de 2018, el Palazzo Strozzi acogerá Il Cinquecento a Firenze. Tra Michelangelo, Pontormo e Giambologna una exposición extraordinaria dedicada al arte del siglo XVI en Florencia. Este será el último acto de una trilogía de exposiciones en Palazzo Strozzi comisariadas por Carlo Falciani y Antonio Natali , que comenzó con la exposición dedicada a Bronzino en 2010 y Pontormo e Rosso Fiorentino en 2014.
La exposición actual celebra una época cultural e intelectual excepcional , en una confrontación entre « la maniera moderna » y la contrarreforma , entre lo sagrado y lo profano: una temporada única para la historia del arte, marcada por el Concilio de Trento y la figura de Francesco I de ‘Medici , uno de los más brillantes representantes del mecenazgo de la cortes europeas. La exposición incluye más de 70 pinturas y esculturas , con un total de 41 artistas , expresión de temperamento cultural de ese tiempo. Entre las muchas obras, tres de mis pinturas favoritas del Manierismo reunidas en una exposición por primera vez, motivo por el cual me he animado a escribir este post. Las tres obras son las de las que hablaré en último lugar, pero como no podía evitar contextualizarlo, os hago una descripción somera de la exposición que es igualmente magnífica.
A lo largo de los pasillos del Palazzo Strozzi dialogan, de forma cronológica y temática al mismo tiempo, obras sagradas y profanas de los grandes maestro del siglo como Miguel Ángel, Pontormo y Rosso Fiorentino , pero también de pintores como Giorgio Vasari, Jacopo Zucchi, Giovanni Stradano, Girolamo Macchietti, Mirabello Cavalori y Santi di Tito y escultores como Giambologna, Bartolomeo Ammannati y Vincenzo Danti , sólo por nombrar algunos de los que estuvieron involucrados en las empresas del Studiolo y de las Tribune y en la decoración de las iglesias florentinas. Artistas capaces de jugar con los más variados registros expresivos – desde la inspiración religiosa a las pasiones ciudadanas por el comune- , que tuvieron su propia formación a principios de siglo de la mano de los grandes maestros florentinos y que son ejemplos de un mundo cambiante que se enfrentó a una transformación compleja que en ciencia llevaría hasta Galileo Galilei , abriéndose a una nueva visión de la naturaleza y de la expresión artística europea que culminaría en el Barroco.
El Studiolo de Francesco I en el Palazzo Vecchio de Florencia , comenzó en 1570 y es una de los creaciones más originales de la maniera florentina, fruto de la colaboración entre el intelectual Vincenzo Borghini y un grupo de treinta y un artistas capitaneados por Giorgio Vasari . Era parte del apartamento privado del duque y en origen se accedía a él desde su habitación. El programa iconográfico de Borghini celebra la relación entre el Arte y la Naturaleza, en línea con los intereses de Francesco I, apasionado de las ciencias, que practicaba en persona la alquimia y otras actividades experimentales.
La Tribuna era una sala octogonal ubicada entre el Corredor Levante y la Galería Uffizi . Pensada y ordenada por Francesco I de ‘Medici, confió su ejecución a Bernardo Buontalenti, se completó en 1583. Se ha tenido como uno de los primeros museos públicos verdaderos pensada para dar la bienvenida a los visitantes y donde mostrar y admirar las colecciones de arte del príncipe y, al mismo tiempo, de rarezas naturales.
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Pero entre las muchas obras expuestas los visitantes pueden asistir a confrontaciones jamás vistas, como las que os he colgado hasta ahora, pero entre las que destaca por su propio peso un parangone absolutamente irrepetible entre tres de mis pinturas favoritas del Manierismo que es un maravilloso acontecimiento y, que como os conté al principio, es la razón última de este post .
Me refiero a la confrontación que se produce entre estas tres mayúsculas obras de arte: la Deposizione de Santa Felicità de Pontormo , la Deposición de la Cruz del Museo de Volterra de Rosso Fiorentino y el Cristo depuesto de Bronzino procedente de Besançon. Tres de las obras más hermosas, no me cansaré de repetirlo, de todo el manierismo que además comparten más o menos un mismo motivo y por las que yo personalmente, -la deposición de Pontormo ha estado a la cabecera de mi cama estos últimos años- tengo una profunda y confesa fascinación.
La más antigua de las tres es la Deposizione de Volterra de Rosso Fiorentino firmada y datada en 1521 y conservada en la Pinacoteca di Volterra . La firma se encuentra al pie de la escalera con un bonito RUBEUS FLOR .
La tela muestra un momento hasta entonces representado raramente e inspirado en el Evangelio de San Mateo en el cual la tierra viene cubierta de una repentina oscuridad. Está de hecho ambientada en el crepúsculo, con un delicado traspaso de la luz de la tarde desde la línea del horizonte a la parte alta de la pintura. Tampoco descrito en los evangelios está el hecho del cuerpo de Cristo que parece de escapársele de las manos de los personajes que le socorren, que se afanan, en un equilibrio inestable, en evitar su caída.
La explosión emotiva de este episodio combinada, en la parte inferior, con una fuerte espiritualidad caracterizada por la rica gama de poses y expresiones de los asistentes, entre los cuales destaca la Virgen dolorosa, la Magdalena arrodillada y abrazada a las rodillas de María y el San Juan que se aparta doblado por el dolor. La disposición asimétrica de las escaleras genera una especie de movimiento violento, acentuado por la falta de certidumbre de los apoyos de los personajes que bajan el cuerpo . Se caracteriza además por la volumetría angulosa de las figuras, por los movimientos convulsos de los personajes y por los colores intensos prevalentemente rosáceos que casi se tornan fosforescentes con respecto al claroscuro azulado del fondo, motivos todos ellos que hicieron que históricamente el cuadro fuese juzgado duramente, como casi todo el manierismo, hasta que fue rescatado por los pintores de principios del siglo XX que lo apreciaban precisamente por las mismas razones por las que la crítica histórica le minusvaloraba.
No soy sólo yo, obviamente, quien ama profundamente este cuadro. Dos referencias. Primero un fragmento de Gabriele D’Annunzio en su novela Forse che si, forse che no y que, en su momento, dio tal fama al cuadro que incluso creó, entre los extranjeros, una disculpa para visitar la ciudad de Volterra. No he encontrado traducción, así que, humildemente, aporto la mía propia:
Daba algunos pasos; caminaba hacia la Deposición , tapándose los ojos con las palmas de las manos. Los volvía abrir delante del cuadro, y consideraba de nuevo la tragedia muda; después se sentaba aparte, sin apartar nunca la mirada. “Te parece como si lo volvieras a crear cada vez que lo miras, ¿verdad?” le decía a su hermano. “Nace de la música; renace de la música. Y quizás tú eres aquel jovencito moreno como la aceituna que se sostiene sobre la escalera con sus brazos desnudos y mira la cabeza de la Magdalena como a un grupo de reptiles decapitados. ¿Escuchas como grita la pecadora? ¿Escuchas como solloza el predilecto?”. Verdaderamente el vestido rojo de la mujer arrodillada a los pies de la santa madre era como el grito de la pasión todavía mojada en turbia sangre. Los golpes rotos de la luz sobre el manto amarillento del Discípulo eran como los sollozos del alma percutiendo. Los hombres sobre las escaleras estaban como prisioneros en la violencia de un viento fatal. La fuerza se agitaba en sus músculos como una angustia. En ese cuerpo, que se había retirado de la cruz, pesaba el precio del mundo. En vano José de Arimatea había comprado el sudario, en vano Nicodemo había traído la mezcla de mirra y aloe. Ya el viento de la resurrección soplaba alrededor de la madera sublime. Pero toda la sombra estaba baja, toda la sombra del sepulcro estaba sobre una sola carne, estaba sobre la Madre oscurecida, sobre el vientre que había traído el fruto del dolor . La luz me ha desaparecido, decía el antiguo lamento. Entre María de Cleofás y Salomé, entre dos mujeres solteras y caducas, ella era ya como el aleteo de una noche eterna.
La segunda referencia es el episodio La ricotta rodado por Pier Paolo Pasolini y protagonizado por Orson Welles para la pelicula Ro.Go.Pa.G , una película de cuatro episodios rodados respectivamente por Pasolini, esta, La ricotta , Illibatezza («Chastity») de Roberto Rossellini , Il nuovo mondo («The New World») de Jean-Luc Godard y Il pollo ruspante de Ugo Gregoretti . Para no hacer eterno este post, el episodio de Pasolini, en el que también aparece, como veremos, la Deposizione de Pontormo lo colgaré en este post donde podréis verlo si queréis.
El segundo cuadro es Il trasporto di Cristo o también llamado, en raras ocasiones, la Deposizione , raras puesto que la cruz no parece en este cuadro por ningún sitio. Es obra de Jacopo Carucci o Carrucci , más conocido como Pontormo . Este es el cuadro que tenía en la cabecera de mi cama.
La obra fue pintada para la Capilla Capponi en la iglesia de Santa Felicita en 1528. De la decoración de la bóveda de la capilla ahora perdida, sobreviven cuatro tondos con los Evangelistas, trabajados conjuntamente por Pontormo y por su discípulo e hijo adoptivo Agnolo Bronzino . En el altar está situada la obra maestra de Pontormo El descendimiento . En la cupoletta diseñada por Brunnelleschi, Pontormo pintó un fresco de Dios Padre, hoy perdido, del que nos da cuenta Vasari. En el altar se encuentra esta Deposizione y sobre la pared opuesta una Annunciazione . Para los pennacchi o pechinas, pintó además, ayudado por Bronzino , los ya nombrados cuatro tondos de los Evangelistas . Los trabajos, realizados en gran secreto por el artista que se hizo construir una pantalla de protección de madera, fueron completados en el 1528. Como informa Vasari, la obra se descubrió entonces « con meraviglia di tutta Firenze »
No gozó sin embargo de fortuna inmediata: Vasari no apreció particularmente la manera de expresión «sin sombras y con un colorido claro y demasiado unido, que apenas conoce las luces medias (le mezzetinte ) ni las oscuras». Ya en el siglo XX con el mito de Pontormo como un artista «maldito», misántropo y atormentado gozó de un éxito nuevo.
La composición es muy compleja, con once personajes unidos en un «nudo inextricable de figuras», como escribió Adolfo Venturi , formando una especie de pirámide. los gestos son a menudo enfáticos, los rostros dolientes, como forma de acentuar la tensión expresiva.
El cuerpo de Cristo es transportado por dos jóvenes en diagonal que sitúa el cuerpo de Cristo sobre el altar como panis angelicus . Son los únicos dos personajes que miran hacia el espectador y caminan de puntillas como si el cuerpo no pesase, por lo que hay quien propone verlos como ángeles. También hay dos mujeres en contacto con el cuerpo: una por encima que sujeta de una manera delicada la cabeza, y otra que mira hacia atrás y sujeta la mano de Jesús, lo que junto a la mano de la Magdalena con el lino delle lacrime forman un hermoso juego de manos que recuerda mucho a su maestro Miguel Angel.
A la derecha del cuadro aparece, detrás de la Virgen, la figura de Nicodemo con gorro verde oliva y túnica de color siena natural que se identifica con un autorretrato del mismo Pontormo,
No hay absolutamente ninguna decoración. Los personajes dispuestos en una línea serpentinata que arranca desde la parte superior derecha hasta los pies de Cristo, parecen que estén suspendidos, casi en un ritmo de danza, dentro de un espacio que ha perdido la medida racional de la perspectiva geométrica, pero que presenta las mismas distorsiones de una visión onírica. Los colores claros y ácidos, propios de la paleta de este artista, son quizás lo más característico del cuadro y su luminosidad proviene de la técnica: témpera al huevo. Os dejo un vídeo en italiano de la restauración ad hoc del cuadro para esta exposición.
También este cuadro fue versionado como Tableau vivant por Pasolini en la ya citada La Ricotta
El último cuadro es la Deposizione di Cristo , también conocido como La Pietá , o La Déploration sur le Christ mort, es una pintura al óleo sobre tabla (268×173 cm) realizada en 1545 por el pintor italiano Agnolo Bronzino , hijo adoptivo de Pontormo. Se conserva en el Museo de Bellas Artes de Besançon. El trabajo está firmado: «OPERA DEL BRONZINO FIORENTINO».
La pintura fue hecha originalmente para la Capilla de Leonor de Toledo , esposa del gran duque Cosme I en el Palazzo Vecchio en Florencia; pero el gran duque Cosimo apreció tanto la belleza que quiso regalársela como obsequio político al cardenal Nicolas Granvelle , canciller del emperador Carlos V. Bronzino luego hizo una copia para la capilla con colores más apagados.
A la muerte de Granvela (1551), el trabajo estuvo colocado en su capilla funeraria de su ciudad natal de Besançon. Originalmente, había dos paneles laterales: el izquierdo, que representaba a san Juan Bautista, está ahora en J. Paul Getty Museum ; el de la derecha, con san Cosme, ya no existe.
La belleza de las figuras de Bronzino, la Virgen que sostiene a Cristo en la tradicional Piedad, el San Juan tan miguelangelesco sosteniendo el torso de Jesús, la Magdalena a sus pies, más las diferentes mujeres es dificil de igualar.
Entre las figuras destacan varios ángeles sosteniendo un caliz el de la izquierda o la túnica inconsútil el de la derecha.
En la parte superior un grupo de cinco ángeles portan los instrumentos de la pasión: la columna, la cruz, la lanza…
Y nada más, amigos, solo recomendaos el articulo de Fernando Checa sobre esta exposición titulado Elogio del manierismo y publicado en el Babelia de El Pais del 14/10/2017 que podeis leer pinchando aquí.
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